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domingo, 19 de agosto de 2012

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Técnicas psicomentales.

TÉCNICAS PSICOMENTALES.
CONCENTRACIÓN EN LA INFINITUD.
Es necesario imaginar un cielo límpido, despejado, inmenso y tratar de permitirle a la mente que se vaya identificando con el mismo y fundiendo con él, como si la mente se liberase de su anclaje y hacerse una con la totalidad. Hay que mantener la vivencia profunda de libertad e infinitud, evitando cualquier otra idea, permitiendo que un sentimiento profundo de expansión y plenitud penetre hasta lo más profundo del ser.
La concentración en la infinitud puede realizarse no solamente en un asana de meditación, sino en cualquier momento durante unos segundos o minutos para renovar la energía mental y serenar el contenido de la mente. También puede ser llevada a cabo durante el savasana, consiguiéndose así con la práctica un perfecto estado de quietud mental y somática.
TOMAR CONSCIENCIA DE LOS PROPIOS PENSAMIENTOS SIN INTERVENCIÓN NI IDENTIFICACIÓN.
Salvo que el practicante posea ya el suficiente adiestramiento, resulta muy difícil silenciar radicalmente todo el pensamiento y obtener la absoluta vacuidad mental. El ejercicio que seguidamente se va a explicar conduce al aquietamiento mental cuando se realiza correctamente y, además, alerta la atención del practicante y le va llevando a una autoobservación objetiva y desapasionada.

Tratando de obtener el máximo de relajación corporal y observando un ritmo respiratorio pausado, el practicante debe permitir que sus pensamientos fluyan libremente, limitándose por su parte a observarlos desde afuera, evitando toda intervención o identificación. 

El practicante no debe ni frustrar los pensamientos que surjan ni alimentarlos, sino ser un mero espectador. Es como si su mente fuera una pantalla en la que se está proyectando una película (pensamientos) y él, desde la butaca, permanece imperturbable observando desapasionadamente la acción.

Tras permitir la divagación continuada del pensamiento, antes o después llegará un momento de colapso mental, habiendo una total suspensión de ideas en la mente. Entonces, el practicante debe tratar de permanecer en este silencio mental el mayor tiempo posible. No hay pensamientos, pero sí existe una forma de consciencia capaz de percibir la vacuidad mental. Pasados unos instantes, los pensamientos volverán a fluir y el practicante debe limitarse a observarlos de nuevo.

La práctica de este ejercicio conduce, como hemos indicado, a la vacuidad mental y favorece la autoobservación. También le permite al practicante conocer más de cerca su actividad y contenido mentales y le facilita datos valiosos para el autoconocimiento.
Durante todo el ejercicio, el practicante debe esforzarse en permanecer vigilante. Debe tratar, sobre todo, de no identificarse con su actividad mental, porque en ese mismo momento el ejercicio queda destruido.
LA MIRADA EN EL INFINITO.
La mejor forma de realizar el ejercicio es dirigiendo la mirada a la bóveda celeste, pero si esto no es posible, puede efectuarse perfectamente perdiendo la mirada en cualquier parte. No se trata de fijar la mirada, sino por el contrario de disiparla. El practicante perderá la mirada en el vacío y tratará de parpadear lo menos posible, salvo que se acumule excesiva tensión en los párpados, en cuyo caso es mejor parpadear, pues si no se distrae considerablemente la atención. Con la práctica se va parpadeando con menor frecuencia.

Perdida la mirada en el vacío, el practicante debe dejarse llevar por el ejercicio, evitando en lo posible todo pensamiento parásito y tratando de no pensar en nada. Con el adiestramiento necesario, llega un momento en que el practicante ni siquiera piensa en el ejercicio, aunque tenga consciencia del mismo. Mediante este ejercicio, la mente se va diluyendo como el azúcar se disuelve en el agua. Llevado a cabo el ejercicio en el campo, extendido sobre el suelo y perdiendo la mirada en el cielo - tal como lo realizan los maldjorpas tibetanos – resulta enormemente placentera. Es una técnica especial para inducir a la vacuidad mental. Una respiración tranquila y uniforme acentúa los resultados.
LA MIRADA FRONTAL Y LA MIRADA NASAL.
La mirada frontal y la mirada nasal pueden emplearse para concentrar la mente como técnica de vacuidad mental. El practicante debe dirigir la mirada al entrecejo o a la punta de la nariz y mantener la atención fina en una u otra parte, según se esté realizando la mirada frontal o la mirada nasal. El ejercicio se verá favorecido por un ritmo respiratorio adecuado.

El practicante puede tener los párpados abiertos o semiabiertos. Al comienzo la mirada frontal y nasal deben practicarse por muy poco tiempo, ya que hasta que no se adquiere la práctica necesaria los ojos se fatigan enseguida. La mirada frontal y nasal se combinan generalmente con un asana de meditación.
FRUSTRACIÓN DE LOS PENSAMIENTOS.
En un asana de meditación, el practicante dirigirá su mirada a una distancia de unos dos o tres metros y observará el fluir de sus pensamientos de forma atenta y minuciosa. Debe permitir la llegada de cualquier pensamiento (no forzándola) y observar cómo el mismo comienza a formarse. 

Una vez el pensamiento se esté formando, debe frustrarlo, eliminarlo y sumir la mente en el silencio, esperando que surja otro pensamiento para efectuar la misma operación y así sucesivamente. La mente, pues, va pasando alternativamente por momentos de actividad y de descanso.
Este es un ejercicio que requiere mucha práctica y que exige una atención muy despierta por parte del sadhaka.
OSCURIDAD EN EL CAMPO VISUAL.
Con los párpados cerrados, el practicante debe concentrarse en ir oscureciendo totalmente su campo visual, hasta que observe todo absolutamente negro. Tendrá mentalmente que ir eliminando los claros, las figuras, colores y otros elementos que vayan apareciendo. Debe ser como si un velo negro bajase ante sus ojos o como si observase una pizarra uniformemente negra.

Aunque con el adiestramiento necesario, el ejercicio puede incluso realizarse a plena luz, es preferible hasta que se obtenga aquél, efectuar el ejercicio en la oscuridad o en la semipenumbra.
OSCURIDAD MENTAL.
En lugar de llevar la oscuridad al campo visual únicamente, el practicante debe tratar de ir oscureciendo totalmente su mente, que va también de tal forma sumiéndose en un absoluto silencio. El practicante debe experimentar la oscuridad por todas partes y sentirse plenamente sumido en ella.

LUMINOSIDAD INTERIOR.
El practicante tratará de visualizar una luz y se concentrará en irla ampliando e intensificando hasta que inunde por completo toda su mente. Es un ejercicio muy difícil y que requiere mucha práctica.
CONCENTRACIÓN SOBRE FIGURAS GEOMÉTRICAS.
Durante unos minutos el practicante observará una figura geométrica y, seguidamente, cerrará los párpados, y se concentrará en ella, tratando asimismo de visualizarla. Puede también realizarse la concentración sobre la figura geométrica sin necesidad de contemplarla previamente. Naturalmente el practicante debe comenzar por seleccionar figuras geométricas sencillas, pudiendo servirse de otras más complicadas a medida que vaya aprendiendo a concentrar su mente.

Los tantrik (devotos del Tantrismo) se sirven para sus prácticas de concentración de los mandalas para conseguir la unidireccionalidad de la mente (ekagrata). Mandala quiere decir círculo y es un diagrama simbólico que puede utilizarse tanto para la meditación y la concentración, como con fines esotéricos. También se emplean los mandalas para iniciar al neófito y estimular sus potenciales ocultos, permitiéndole adquirir superiores niveles de consciencia.

El yogui o tantrik, tomando como soporte de la concentración o de la meditación el mandala (generalmente dibujado en el suelo), tiene que interiorizarlo y fijar en él todas sus energías mentales.

También los naldjorpas tibetanos se sirven de estos círculos para fijar la atención y perfeccionarla. Tienen el nombre de kyilkhores y se representan en el papel, la madera, la tela, la piedra o el suelo. Para poder dibujar uno de estos diagramas es preciso haber sido previamente iniciado, pues si no se considera que no tienen valor alguno. Algunos lamas son unos auténticos especialistas en los kyilkhores y son ellos los ke imparten la enseñanza en tal sentido a los novicios. Este diagrama, además de ser un excelente soporte para la concentración, tiene un alto valor simbólico y representa a alguna deidad. A través de la meditación sobre el kyilkhore, el novicio debe tratar de compenetrarse con la deidad representada.
CONCENTRACIÓN SOBRE COLORES.
El practicante debe seleccionar un color y esforzarse en concentrarse en él y, si es posible, en visualizarlo. Al principio deberán efectuarse el ejercicio sobre colores muy familiares, para facilitar así su realización. Con el adiestramiento necesario, se pueden utilizar toda clase de colores e incluso combinarlos.
CONCENTRACIÓN SOBRE FIGURAS GEOMÉTRICAS Y SOBRE COLORES.
El practicante debe seleccionar un color, concentrarse en el y visualizarlo, tratando de extenderlo a todo el campo visual interno. Una vez el color ha sido uniformemente extendido, se visualizará sobre él una figura geométrica. Este ejercicio es difícil y no se conseguirán resultados de ningún tipo si previamente no se ha obtenido una buena concentración sobre figuras geométricas y colores independientemente.
CONCENTRACIÓN SOBRE UNA ZONA DEL PROPIO CUERPO.
Resulta un eficaz y excelente ejercicio de concentración tomar consciencia de determinada parte de nuestro organismo, con absoluta exclusión del resto. La mente puede dirigirse a cualquier zona del organismo y el practicante debe mantenerla lo más fija posible en dicha zona y tratar incluso de sentirla, de familiarizarse estrechamente con ella. Para conseguir mejores resultados en este ejercicio, es conveniente obtener una profunda relajación.
CONCENTRACIÓN SOBRE LA RESPIRACIÓN.
El practicante debe fijar su atención mental en la respiración, siguiendo mentalmente todo su proceso: cómo penetra y còmo sale el aire, cómo inunda los pulmones, cómo pasa a través de las fosas nasales, etcétera. Un ritmo respiratorio pausado y uniforme favorecerá la respiración.
CONCENTRACIÓN SOBRE SONIDOS INTERNOS.
El practicante debe clausurar sus oídos, introvertir su atención mental y percibir los sonidos internos de su organismo. Poco a poco, mediante el cultivo de su atención, irá percibiendo con mayor claridad sus sonidos orgánicos y, más adelante, percibirá también otros sonidos más sutiles y de muy diversos matices, que se consideran debidos al fluir de la energía por los nadis y que se denominan sonidos anahat. El Yoga que se ocupa directamente de estos sonidos pránicos es el Nada-Yoga.
CONCENTRACIÓN SOBRE LAS LUCES INTERNAS.
El practicante no debe provocar ningún tipo de luz, sino mantenerse lo más receptivo posible y tratar de concentrarse firmemente en ellas cuando por sí mismas aparezcan. Estas luces, cuando no son originadas por la mente del practicante, se consideran debidas también al fluir de la energía y se las denomina luces místicas.

El yogui, buscando soportes para mantener su atención mental y perfeccionar y controlar su mente, se ha servido incluso para sus prácticas de concentración de aquellos fenómenos que surgen durante dichas prácticas, fenómenos tales como los sonidos anahat y las luces místicas. Los maestros previenen al discípulo para que sepa que cuando estos fenómenos se presentan no se alarme, los considere como naturales y sepa que no se deben a la intervención de fuerzas exteriores, sino que encuentran su razón de ser en sí mismo.
CONCENTRACIÓN SOBRE MANTRAS.
El practicante debe seleccionar un mantra y repetirlo mentalmente tratando de mantener fija la atención de dicha repetición y en su significado. Los maestros son los que seleccionan los mantras para sus discípulos, atendiendo a la naturaleza de éstos. Un mantra clásico es AUM, sobre el que todo practicante puede concentrarse y que representa a Dios, a la Conciencia Cósmica, a la Totalidad. El practicante también puede preparar sus propios mantras si no cuenta con un instructor que lo haga por él y concentrarse en diversas palabras: serenidadsabiduríaamor, etcétera.
CONCENTRACIÓN SOBRE PUNTOS U OBJETOS LUMINOSOS.
Los yoguis con un largo adiestramiento se sirven del sol, cuando sale o declina, para llevar a cabo sus ejercicios de concentración luminosa. No obstante, esta práctica, salvo que se posea el entrenamiento necesario, resulta nociva para los ojos. El practicante puede servirse para este ejercicio de cualquier objeto brillante o, preferiblemente, de la llama de una vela.

Colocada la vela a unos 30 ó 40 centímetros de distancia, el practicante, sin parpadear, observará su llama fijamente durante unos minutos. Después, cerrará los párpados y los cubrirá con sus manos, ahuecando éstas. Entonces, por haberse fijado en la retina, verá con toda claridad un punto luminoso en su interior. Debe tratar de mantener este punto tanto como le sea posible y evitando que oscile y que se deslice hacia arriba o hacia abajo. Una vez perfeccionado este ejercicio, sumamente importante para mejorar el mecanismo de la atención y concentrar la mente, pueden realizarse algunas variantes. El practicante, cuando se haya presentado el punto luminoso en su interior, puede concentrarse en aproximarlo hacia los ojos o alejarlo y, también, en irlo tiñendo de diferentes colores.
CONCENTRACIÓN SOBRE OBJETOS.
El practicante seleccionará un objeto, lo contemplará atentamente y, después, cerrará los ojos y se concentrará en él. Deben seleccionarse al principio objetos muy sencillos, pudiendo después emplearse otros más complicados.

Cuando el practicante se concentra bien en un objeto, puede realizar otros ejercicios de concentración sobre el mismo. Debe tratar de imaginarse el objeto por detrás y concentrarse sobre este aspecto. También puede imaginárselo por los lados, por arriba y por abajo. Un ejercicio también excelente de concentración sobre un objeto, consiste en imaginárselo desde adentro.

El ejercicio de concentración más difícil sobre un objeto consiste en concentrarse en él, simultáneamente, desde todos los enfoques posibles.
CONCENTRACIÓN SOBRE UN ROSTRO.
El practicante debe seleccionar un rostro y concentrarse sobre él tratando de visualizarlo por zonas y en global, pudiendo también prestar atención al rostro modificado por diversas expresiones. Este dharana puede llevarse a cabo sobre el rostro de un gurú o maestro espiritual.
EXPANSIÓN MENTAL.
El practicante debe mentalmente proyectarse hacia el Universo, hacia la Totalidad, expandiendo su actividad mental. Mediante este ejercicio el practicante puede ponerse en comunión con el cosmos y obtener un estado interno de plenitud.
PENETRACIÓN EN EL VACÍO.
El practicante imaginará una habitación vacía y poco a poco la irá llenando mentalmente con los diferentes elementos que debe integrarla. Una vez la habitación esté totalmente amueblada, el practicante procederá a la inversa e irá eliminando los diversos elementos de la pieza, hasta que ésta vuelva a permanecer vacía. Entonces eliminará también de su mente la habitación y, alejada de todo soporte, tratará de que se vaya sumergiendo en la vacuidad y descanse en ella.
MEDITACIÓN CONCRETA.
El practicante seleccionará para la meditación un soporte, algo concreto, desde un animal o una fruta, hasta cualquier clase de objeto. Debe entonces permitir que sus pensamientos vayan fluyendo en torno a la simiente de la meditación, evitando en lo posible todo pensamiento ajeno o superfluo, y considerando el objeto de la meditación desde todos los puntos posibles de vista, tratando de penetrar en él. Debe reflexionar sobre las características del objeto, sus finalidades, sus asociaciones y relaciones con otros objetos, su simbolismo, etcétera, etcétera.
MEDITACIÓN ABSTRACTA.
El practicante seleccionará una cualidad abstracta y reflexionará continuadamente sobre ella. Puede llevarse a cabo la meditación sobre el amor, la serenidad, la esperanza, la amistad, etcétera, tratando siempre de rasgar las apariencias y llegar hasta la esencia de la simiente de la meditación. También puede el practicante meditar sobre determinadas virtudes que le gustaría poseer y tratar de irlas interiorizando en sí mismo.
MEDITACIÓN FILOSÓFICA Y METAFÍSICA.
El practicante meditará sobre cuestiones filosóficas o metafísicas, tratando de encontrar las respuestas en lo más profundo de sí mismo. Puede meditar sobre la impermanencia y la transitoriedad de todas las cosas, sobre la Ignorancia y la Ilusión, sobre las causas y los efectos, etcétera. Puede además formularse los diversos interrogantes que plantea la existencia: ¿Qué es la vida? ¿Qué finalidad tiene? ¿Quién soy yo?, etcétera.
MEDITACIÓN SOBRE TEXTOS.
Después de leer atentamente algunos párrafos de determinado texto (Vedas, Upanishads, Bhagavad-Gita, Dhammapada, Biblia, Tao-The-Kin), el practicante meditará profundamente sobre ellos, tratando de asimilar perfectamente su contenido y de experimentarlo directamente.
MEDITACIÓN SOBRE UNO MISMO.
El practicante reflexionará sobre sí mismo: sobre sus pasiones, tendencias, hábitos, pensamientos, reacciones, inhibiciones, cualidades positivas y negativas, aspiraciones, y todo aquello que forme parte de su mundo interior, tratando de mostrarse ecuánime y desapasionado.
MEDITACIÓN INTUITIVA.
La práctica asidua y prolongada de la meditación permite la transcendencia del análisis intelectivo para ir rescatando el conocimiento intuitivo, del objeto de la meditación, en un estado de profunda comunión, más allá de las elaboraciones intelectuales, sobreviene una penetrante comprensión del objeto de la meditación, que revela su más íntima esencia y todo ello en una imperturbable y plena quietud. De esta forma el sujeto adquiere un intenso y nuevo significado en el interior del practicante y queda transcendida la dualidad sujeto-objeto.
LA QUIETUD INTERIOR.
Adoptando una postura estable y aflojando la musculatura tanto como le sea posible, debe el practicante, por un lado, ignorar toda su actividad mental, evitando dejarse implicar por ella, y por otro, tratar de cultivar y experimentar un estado interior de profunda quietud. Una respiración lenta y pausada favorece el ejercicio.
Si el practicante no le presta atención a los pensamientos que surjan, si se niega a alimentarlo, éstos terminarán desapareciendo de la misma forma que la llama se extingue por falta de combustible. Es necesario no dejarse envolver por las modificaciones que experimente el contenido mental e intensificar la vivencia de honda paz interior.

El sadhaka debe ir, progresivamente, con paciencia y perseverancia, sometiendo su mente a su voluntad, buscando en sí mismo la puerta que le facilitará el acceso al Supremo Conocimiento, aquél que desde los albores de la Humanidad los grandes iniciados han protegido, conservado y propulsado.

martes, 14 de agosto de 2012

Gente... me gustaría compartir con los que todavía no la vieron... Terminé de verla en su estreno y en verdad no creo haya una persona en el cine que no se haya emocionado. No la pierdan, es algo muy profundo y seguro que les cambiará la visión del mundo trayendo nuevas esperanzas para un mundo mejor. La recomiendo como uno de los mejores documentales que he asistido.

La Educación Prohibida - Película Completa HD
http://www.youtube.com/watch?v=-1Y9OqSJKCc&feature=youtu.be